Hay joyas que trascienden el tiempo, y hay piedras que cuentan historias. En Galería Sonoro, la nueva colección de Connie Os junto a Montenegro eleva la elegancia a través de un ícono del lujo colombiano: la esmeralda.
Procedentes de las minas de Chivor, Boyacá, estas gemas han sido cuidadosamente engastadas en diseños únicos elaborados en oro de 18 quilates —blanco, rosado o amarillo— y, en algunas piezas, acompañadas por el resplandor sutil de diamantes y la dulzura de zafiros rosados.
Más que accesorios, esta colección es una declaración. Una invitación a invertir en piezas que no siguen tendencias, sino que las crean. La esmeralda, por su rareza y carácter, no solo representa exclusividad, sino también un legado que crece con el tiempo.
En una era de excesos, estas joyas nos recuerdan que el verdadero lujo está en lo esencial, en lo auténtico, en lo que nace de la tierra y permanece con nosotros para siempre.